domingo, 23 de febrero de 2014

El cántaro roto.

 EL CÁNTARO ROTO.
Hace ya mucho, mucho tiempo, en una pequeña aldea vivía un aguador que se pasaba los días trayendo agua desde un pequeño manantial que estaba en las afueras.
Cada día se levantaba antes que el sol y, tras desayunar, colocaba dos cántaros a ambos lados de una gruesa barra de madera que, a su vez, apoyaba en sus hombros. Y así, con la alegría en el cuerpo y una sonrisa en el alma, comenzaba su camino.
Tardaba más o menos una hora en llegar hasta el manantial. Una vez allí llenaba ambos cántaros y se sentaba unos minutos a descansar. Al poco, volvía a ponerse de pie para iniciar el regreso.
Aunque ambos cántaros eran parecidos, había una diferencia importante entre ambos. Uno de ellos cumplía a la perfección su trabajo, pues mantenía toda su agua intacta durante el trayecto. En cambio el otro, debido a una pequeña herida en uno de sus costados, iba perdiendo agua durante el regreso, tanta que al llegar de nuevo a la aldea sólo mantenía la mitad de su contenido.
Este último cántaro, conforme pasaban los días, se sentía cada vez más triste pues sabía que no estaba cumpliendo su tarea. Y aún así no entendía por qué su dueño no lo arreglaba o, directamente, lo sustituía por otro. “Quizás”, pensaba, “esté esperando el momento en que me rompa totalmente para cambiarme por uno más nuevo”.
Y así pasaban los días, y las semanas, y los meses, y sobre todo los pensamientos… Y tras más de un año, llegó un día en el que el cántaro roto ya no pudo aguantar más y, aprovechando que el aguador lo abrazaba entre sus manos para llenarlo de agua, se dirigió a él:
-Me siento culpable por hacerte perder tiempo y esfuerzo. Te pido que me abandones o me cambies, pues creo que soy incapaz de servirte como debiera -le dijo.
-¿Qué? -le contestó el aguador, extrañado-. No lo entiendo, ¿de qué te avergüenzas?
-Acaso no te has dado cuenta de que estoy roto y voy perdiendo la mitad del agua durante el camino de vuelta.
El aguador, conmovido, mostró una pequeña sonrisa, la abrazó junto a su pecho y le dijo en voz baja:
-No eres mejor ni peor, simplemente eres diferente y justamente por eso te necesito.El cántaro no entendía nada.
-Mira, vamos a hacer una cosa -le contestó el aguador-. Hoy, durante el trayecto de vuelta quiero que te fijes muy bien a qué lado del camino crecen flores.

viernes, 14 de febrero de 2014

Técnicas de estudio.

Unas nociones básicas para ayudar a nuestros hijo-as en el arte de aprender a aprender, basadas en técnicas de estudio.

A través de varios cuentos nos van a adentrando en el mundo de las emociones y los sentimientos. Títulos: 1. A Candela le pesaban los zapatos. 2. Los cerezos de Villa Salada. 3. El sueño de Mateo. 4. Los juegos de Berta.

Leer te da más.

Qué podemos hacer como padres y madres para conseguir enganchar a nuestros niños-as a la lectura.

LA IMPORTANCIA DE LEER EN CASA.

Aprender a leer es un proceso que se inicia en el colegio, pero la familia es el elemento clave para despertar y mantener el gusto por la lectura. Ahora es vuestro trabajo.